Por Narvay Quintero Castañeda*

Juan Barbuzano, herreño de Isora, es un deportista de gestas y un hombre de gestos. Solo así se explica que haya alcanzado la gloria en la Lucha Canaria y que, al mismo tiempo, se haya ganado el corazón de todos aquellos que han tenido la fortuna de tropezar en su camino, dentro y fuera del terrero; en El Hierro y en el resto de Canarias; en España y en el extranjero.

Juan Barbuzano, herreño de Isora, no necesita más presentación, pero sí una explicación a su grandeza. Gracias a la donación de su archivo personal al Ayuntamiento de La Frontera y a la inversión que la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias realizará para la adecuación de su Casa Museo, todo el mundo sabrá qué hizo y cómo lo hizo. El proyecto en marcha, financiado con cargo al Programa de Desarrollo Rural, permitirá la habilitación del inmueble de la calle del Hoyo como sala de exposiciones y espacio para la realización de actos socioculturales.

Todo el mundo sabrá por qué su nombre está grabado con letras de oro, no solo en la Lucha Canaria, sino en otras modalidades autóctonas de las que llegó a ser campeón mundial. Y se sabrá por qué Los Sabandeños corean el “ay, Barbuzano, nunca te gano” en su himno a la Lucha Canaria; y por qué fue elegido para portar la antorcha olímpica de Barcelona 92 a su paso por nuestras Islas.

Las generaciones venideras verán asombradas cómo Barbuzano y otros como él eran capaces de llenar de público la Plaza de Toros de Santa Cruz para presenciar una luchada.

O verán imágenes de la Filmoteca Española, en las que se desenvuelve con soltura en la Lucha Sambo, de la que en 1974 fue campeón de Europa y también subcampeón del mundo. O lo verán como campeón del mundo de luchas autóctonas; o campeón de España de lucha grecorromana, entre otros muchos triunfos.

Pero, por encima de todas las cosas, la gente de hoy sabrá de su nobleza de espíritu y de su humildad; y aprenderá cómo se debe celebrar una victoria y aceptar una derrota, en el deporte y en la vida.

Por eso ahora, precisamente ahora, cuando la niebla de la desmemoria se cierne inevitable sobre nuestro pasado, todos los que queremos a El Hierro debemos seguir repitiendo una y otra vez: “Barbuzano, nadie te ganará nunca”. Menos aún, el olvido.

*Narvay Quintero Castañeda

Consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias.

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